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Con el maillot de campeón de España. |
LUIS VALLADARES / @LValladaresG
La bandera nacional integrada en su maillot a la perfección. "Si es campeón de España, deberá de ser bueno", se planteaba mi mente de 10 años recién cumplidos. No andaba ella muy confundida, porque ¡vaya si era bueno! Lo que pasaba es que sólo a ratos le apetecía ser el mejor. ¿Por qué? Fácil respuesta. Era José María Jiménez Sastre, El Chava. Sí, con 'V'. Él así lo quiso. Ya explicaré el porqué.
La bandera nacional integrada en su maillot a la perfección. "Si es campeón de España, deberá de ser bueno", se planteaba mi mente de 10 años recién cumplidos. No andaba ella muy confundida, porque ¡vaya si era bueno! Lo que pasaba es que sólo a ratos le apetecía ser el mejor. ¿Por qué? Fácil respuesta. Era José María Jiménez Sastre, El Chava. Sí, con 'V'. Él así lo quiso. Ya explicaré el porqué.
Septiembre de 1997. Andaba yo plantado delante del televisor cuando descubrí a un escalador de clase supra en la figura de un rodador. Porque el de El Barraco tenía el cuerpo idóneo para triunfar en el llano, incluso para luchar en cualquier sprint. Pero su amor era la montaña. Un amor platónico en sus primeras temporadas de profesional, porque la ansiada victoria en una gran carrera no llegaba. Pero en la Vuelta a España de ese año El Chava dejó de rematar al palo para colarla en Los Ángeles de San Rafael por la escuadra.