Hoy hace un año nos enterábamos de la muerte de Laurent Fignon. Su pérdida conmocionó al mundo del ciclismo aunque no cogiera de sorpresa. Desde LA GACETA hubo espacio para acordarse del 'profesor':
![]() |
Ganador del Tour en 1983 y 1984 |
Las gafas de Laurent Fignon desprendían disciplina y su desaliñada coleta rubia, un carácter más que especial y complicado. Por algo era el Profesor. Un joven ciclista que irrumpió en el pelotón de los inicios de los ochenta para suceder a Bernard Hinault como ídolo francés. Dos Tour de Francia en el palmarés con apenas 24 años. Un prematuro vendaval que no pudo conquistar la tercera ronda gala. Igual de temprano ha sido su marcha de este mundo. Hace 14 meses, el mismo Fignon anunció que padecía un avanzando cáncer intestinal que afectaba al páncreas. Inició entonces la etapa de su vida en la que luchó con optimismo contra la enfermedad. No pudo vencer y ayer París, donde fue aclamado por su gente, vio cómo se marchaba para siempre. Fignon se prestó a plantar cara desde el primer instante. “Me han detectado un cáncer de las vías digestivas. No sé exactamente dónde. Es un cáncer avanzado, con metástasis, que afecta al páncreas”, declaró con aparente serenidad, aún a sabiendas de que la parca corría a visitarle, seguramente, en cuestión de meses. Tenía todas las de perder. El órdago fue demasiado obvio. No obstante, hubo que agotar las mínimas posibilidades. Y esto, junto a su inconformismo genético, le mantuvo positivo.