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Evans acude, a sus 35 años, con la intención de ganar el segundo. |
Cadel Evans, a sus 35 años, defiende el título en un recorrido trazado a su medida. Tan perro viejo como sufridor sobre la bici, se aferrará al manillar en los tres finales en alto para minimizar el daño que puedan ocasionar los escaladores... y el Sky de Bradley Wiggins.
El espigado británico será el máximo rival del australiano. Excelso en la lucha contra el crono, Wiggins cuenta con un potente equipo para desbancar al de BMC. Por algo se ha estado entrenando en el Teide.
Pero si el Tour es la carrera más importante del calendario es porque sus tres semanas pueden llegar a ser una tortura, con lugar para todo tipo de sorpresas. Es aquí donde entran las segundas espadas, donde aparece Frank Schleck tratando de salvar el honor de su hermano Andy. O Ryder Hesjedal tratando de demostrar que el Giro no fue casualidad. Sin olvidarse de Robert Gesink, Vincenzo Nibali o Denis Menchov. Una pelea al límite del dolor por un puesto en el cotizado podio parisino.
En la lucha no faltarán las bazas españolas: Alejandro Valverde y Samuel Sánchez. Ellos son los encargados de encandilar al público patrio y hacer olvidar a Contador, porque detrás del pinteño también hay ciclismo.
La ciudad belga de Lieja, uno de los santuarios de este deporte, vivirá las primeras pedaladas de los 198 héroes que tratarán de sobrevivir a los 3.430,5 kilómetros de infierno amarillo. Un prólogo de 6,4 kilómetros abrirá las hostilidades. Será el primer mano a mano de los ciclistas contra el reloj.
Un aperitivo para la novena etapa, la primera crono larga, entre Arc-et-Senans y Besançon, de 41,5 kilómetros. Más larga será la del penúltimo día entre Bonneval y Chartres, de 53,5. Esta decidirá el Tour a 24 horas de los Campos Elíseos.
En definitiva, 100.000 metros en soledad, en lucha constante contra uno mismo, que, en el fondo, no es más que una pequeña vuelta atrás en una carrera que veía cómo esta modalidad perdía espacio. En 2007, en el primer triunfo de Contador, hubo 117 kilómetros.
Será una losa para los escaladores, que deberán tratar de aprovechar al máximo las rampas decisivas de este Tour. Tan sólo tendrán tres finales en alto para dinamitar la ronda gala: La Planche des Belles Filles –de primera categoría e inédito–, La Toussuire-Les Sybelle –también de primera– y Peyragudes –de primera y la continuación del Peyresourde–. Cabe recordar que no habrá bonificaciones.
Puertos sin renombre que no darán al ganador del Tour, pero sí al perdedor. La etapa más dura será la décimosexta, con final en Bagnères-de-Luchon. Los ciclistas ascenderán Aubisque, Tourmalet, Col d’Aspin y Peyresourde, en cuyo descenso acabará la etapa.
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