“Todos los ciclistas se dopan” o “el ciclismo está podrido” son dos de las oraciones más espetadas por la sociedad, al menos española, sobre el deporte del pedal. Pero, ¿por qué se ha llegado a esta situación? El ciclismo se ha confundido en muchos de los pasos que ha dado, pero vayamos por partes.
Y la primera es definir dopaje. Si nos ceñimos a la RAE, sería “acción y efecto de administrar fármacos o sustancias estimulantes para potenciar artificialmente el rendimiento del organismo con fines competitivos”. No obstante, es posible consumir fármacos o sustancias estimulantes sin dar positivo debido a los límites que con muchos productos se establecen. Por esto, vamos a partir de la base en este post de que dopaje es única y exclusivamente saltarse las normas establecidas por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), que para algo la financian los gobiernos.