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viernes, 26 de octubre de 2012

UCI: borrón y ¿cuenta nueva?

Lance Armstrong.

LUIS VALLADARES / @LValladaresG [PUNTOPELOTA.ES 22/10/2012]
"Echamos a Lance Armstrong del ciclismo, no tiene cabida", espetó Pat McQuaid, presidente de la Unión Ciclista Internacional (UCI). El organismo ha decidido reescribir la historia del ciclismo en un abrir y cerrar de ojos con goma de borrar. El ciclista texano ha sido sancionado desde el 1 de agosto de 1998, perdiendo en consecuencia sus históricos siete Tour de Francia. 



"Es el camino hacia el nuevo ciclismo", aseguró el máximo mandatario de este deporte minutos después de desvelar la sentencia. Frase que queda extraña teniendo en cuenta que en el informe de la USADA (Agencia Antidopaje de Estados Unidos), aceptado por la UCI, este organismo queda acusado de escudar a Armstrong y su turbio séquito de colaboradores. Según el dossier, basado sobre todo en declaraciones de ex compañeros del texano, avisaban al corredor antes de hacer los controles e incluso habrían llegado a tapar un positivo en el Tour de Francia de 1999 y otro en la Vuelta a Suiza 2001 (algo que negó McQuaid en la rueda de prensa). En cualquier caso, si la UCI no tuvo nada que ver, lo cierto es que se le realizaron 248 controles y no fueron capaces de encontrar nada en contra de las normas.

Pat McQuaid anunciando la decisión contra Arsmtrong.
Resultan curiosas las siguientes líneas: Hein Verbruggen fue el presidente de la UCI entre 1991 y 2005; Pat McQuaid vicepresidente entonces, fue su heredero. El primero apuntó sobre el caso hace una semana que “hay muchas historias y sospechas, pero no hay ni rastro de pruebas". Ahora, el actual mandamás del ciclismo se lava las manos y admite no aceptar las pruebas en contra de Armstrong entre 2009 y 2010. Tampoco se pilló los dedos cuando se le preguntó por los 95.000 euros que Lance 'donó' a la propia UCI: “Aceptamos de buena fe porque necesitábamos el dinero. Habría sido más inteligente no haberlas aceptado”.

EL FUTURO
En cualquier caso, la UCI ha ratificado y hecho efectiva la sanción de la USADA pese a las pruebas comentadas que ponen a la Federación Internacional. Ahora el turno es para el Comité Ejecutivo de la UCI. El viernes revisará el resto de resultados de Armstrong y decidirá si las clasificaciones quedan desiertas y si debe devolver el dinero en premios.

Surge aquí una nueva controversia, pues la cantidad económica obtenida tras vencer en la ronda gala (3 millones en esta carrera) se suele repartir entre todos los componentes del equipo. Son varios los ex compañeros de Armstrong que han testificado en su contra y siguen en activo (Hincapié, Barry, Leipheimer, Vande Velde, Zabriskie y Danielson). Ciclistas que se llevaron parte de ese dinero y que, por colaborar, no tienen que devolver nada y son sancionados seis meses fuera de competición.

Armstrong, por su parte, tiene la oportunidad de recurrir al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) y dar la vuelta a esta situación, algo que parece poco probable teniendo en cuenta que se negó a defenderse ante la justicia estadounidense.

                                                                                      UNA GRAN MANCHA
Lance borró los 7 Tour de su bio en Twitter.
Obviamente, la imagen de Armstrong ha quedado manchada (si no lo estaba ya) para la posteridad. Se lo ha ganado. "El más sofisticado programa de dopaje de la historia" encabezado por el ciclista estadounidense no es fruto de la casualidad y la aceptación del informe de la USADA por parte de la UCI es la respuesta.

Contundente respuesta, ejemplarizante, pero la imagen de la Unión Ciclista Internacional también ha quedado tocada. "No voy a dimitir", dijo McQuaid. La posibilidad de que la UCI depurara responsabilidades de un sistema señalado no se ha hecho efectivo. Pocos lo esperaban.

El presente y futuro del ciclismo queda ahora bajo la mayor sospecha de la historia pese a juzgarse algo ocurrido en la pasada década. "La estrella resultó ser un mentiroso", señaló McQuaid. Curioso, el irlandés fue sancionado de por vida al mentir sobre su identidad en una carrera en Sudáfrica a mediados de los 70.

Pese a esto, el pelotón calla. Los ciclistas no hablan claro por miedo a buscarse enemigos que les pase factura. Una desunión que está afectando en demasía a un deporte que, pese a todo lo ocurrido, sigue llenando las cunetas de los grandes puertos.

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