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miércoles, 7 de diciembre de 2011

Yo me pedía ser El Chava (II)


LUIS VALLADARES / @LValladaresG
El Chava en la foto de equipo 2002.
Lo escrito a continuación es la segunda parte de 'Yo me pedía ser El Chava (I)'. Sinceramente, creo que hay que quedarse en el recuerdo con la mencionada entrada, pero las siguientes líneas sirven para conocer más como era el José María que no montaba en bicicleta. No entréis en juicio. Ocurrió así y ya está.

Sin saberlo, sin darse cuenta, El Chava había dado su última pedalada en esa Vuelta a  España 2001. El podio de Madrid fue el último lugar donde sintió el calor de sus seguidores en forma masiva. La última vez que su figura deslumbraría tras una prueba ciclista. Vivía como subía, muy deprisa. Demasiado.

A partir de entonces la oscuridad se adueñó de su vida. Antes, en el invierno de 2001, en el inicio de su última temporada en activo, Jiménez había dado muestras de sus noches plagadas de excesos. De hecho, su figura en las fotos oficiales del equipo ya evidenciaba una dejadez que, un año después, sería fatal. José Miguel Echávarri, su director, era consciente, como en el resto del equipo. "Lo que más me fastidia es haber acertado, haber previsto todo lo que iba a pasar, haberlo sabido hace cuatro años. Lo que más me fastidia es que todos lo sabíamos y nadie ha podido hacer nada. Porque estaba escrito en su sangre, en sus genes, en su forma exagerada de encarar la vida, que iba a morir joven", comentó entonces. Poco le ayudaron. 


Es más, iBanesto.com le mantuvo la ficha, 150 millones de pesetas por temporada. Quizá así se comprometería con el equipo y volvería. Era el ciclista español mejor pagado. No más lejos de la realidad, ese dinero fue la financiación una autodestrucción que se intentaba tapar como crisis nerviosa, una depresión, que llevaba nombre de cocaína y alcohol bien amarrado.

Desde 2002 su vida se subió a una montaña rusa con final escrito. Un círculo vicioso en el que las intentonas por salir de él se quedaban en meros espejismos. El de El Barraco llegó incluso a concentrarse con el Banesto en Estepona (Málaga) y visitó La Pandora, puerto que se estrenaría en la Vuelta esta temporada. Sin embargo, la realidad le puso en su sitio. Ya no era ese verdadero ciclista y planteó a Eusebio Unzué colgar la bicicleta.

Jiménez, un auténtico mito.
Sus juergas con Jesús Manzano e Iker Casillas, entre otros, comenzaron fa traspasar los límites del secretismo. Aquella fallida intentona volvió a oscurecer su mente. El portero del Real Madrid llegó a perder la titularidad. Alguna noche hubo en la que la familia tuvo que salir a recoger a El Chava rozando la inconsciencia producto de las drogas, aunque él lo negara. Caprichoso, llegó a comprar un coche que estrelló a las pocas horas de salir del concesionario. Su cabeza atormentada le llevó en alguna ocasión a pensar en el suicidio.

Intentó salir del agujero negro durante dos semanas en el hotel de Lale Cubino en Béjar (Salamanca). José María se atrevió a llevar su bicicleta hasta allí. Lejos estaban esos 70 kilos de cuando era ciclista. Aún así, hacía unos pocos kilómetros, imaginando, entre sofocos, que volvía a ser aquel héroe. Lo dicho, un espejismo.

Entre idas y venidas llegó septiembre de 2002, o lo que es lo mismo, el inicio de la Vuelta a España sin su presencia. Él había intentado estar, se había incluso acercado a su peso ideal, pero según él mismo, en una entrevista a 'Crónica'"Como tengo tanta fuerza en las piernas, en 15 días ya quiero estar en forma. Pero luego me vengo abajo. En cuanto me han quitado la presión de correr estoy casi normal". Estaba en la parte alta de esa montaña rusa, pero el descenso sería vertiginoso. Había querido volver a ciclismo de una manera que resultó no ser la mejor para su delicado estado anímico.

El Chava con Marco Pantani.
La historia se repitió a inicios de 2003. El de El Barraco se marchó a Maspalomas (Gran Canaria) a tratar de encaminar su vida una vez más. Allí se encontró con un Pantani también en horas muy bajas. En el Hotel Gloria Palace, donde coincidieron, se llegó a rumorear que ambos escaladores unirían sus fuerzas. Lo cierto es que aquella estancia escamó a más de uno por ser la isla de donde procede Eufemiano Fuentes. Sí, había intentado volver, pero esa impulsividad de la que él mismo hablaba le volvió a condenar un invierno más. 

El nuevo fracaso le llevó a pasar de nuevo malos días. Hay quienes dicen que todo esto es producto de un ciclismo lleno de corrupción, donde los ciclistas son los menos culpables por el hecho de que algunos médicos -como Sabino Padilla, quien llevó a El Chava- cobraban en función de los resultados, poniendo en riesgo la salud del deportista. 

En cualquier caso, volvió ese José María que andaba a la deriva. La boda con Azucena, su novia de toda la vida, calmó sus noches de locura incontrolada. Su cabeza parecía asentarse algo, "pero al llegar la Vuelta a España, su carrera de siempre, sufrió otra depresión", admitió su mujer cuando él falleció. 

De nuevo abajo, como tan pronto arriba. Se acabó el verano y después el otoño. Diciembre de 2003 ya asomaba en el calendario y El Chava parecía que volvía a salir del pozo y por mentalidad, más que nada, parecía la buena y definitiva. "Que me voy a la clínica, que ya no me drogo, que voy a salir adelante, que tengo ganas de ser el de antes, que cuando hables con José Miguel (Echávarri) pregúntale si hay algo en el futuro, que quiero volver, que a lo mejor puedo". Eran las palabras de una persona que no sabía lo que le depararía siete días después.

El Chava.
Efectivamente, el jueves 3 de diciembre ingresó por última vez en la Clínica San Miguel de Madrid. Tres días después aconteció la peor de las noticias. Antonia Sastre, la madre de El Chava, había hablado con él por teléfono sobre las seis y media de la tarde. "Sólo me dijo que le dolía una muela". Efectivamente. "Estaba allí, tan feliz, enseñando las fotos, cuando de pronto le comenzó a doler la cabeza, se cayó al suelo y no volvió a levantarse", relató Azucena. Las fotos eran el tesoro de José María, eran sus mayores éxitos, de los que presumía delante de otros internos de la clínica. "Me duele mucho una muela. Apagad la televisión, por favor", fueron sus últimas palabras. Se desplomó, se apagó. El Samur intentó inútilmente reanimarlo. 32 años.

“En ningún momento podíamos esperar esto. Hace poco le realizaron una analítica completa y sus parámetros eran estupendos, como cuando corría”, admitió su mujer tras el fallecimiento. Días después, El Mundo publicó lo siguiente: "El atestado policial realizado por la Jefatura de Policía de Madrid recoge que fue hallado una bolsa, de unos cinco gramos de peso, de la que ya se han hecho cargo las autoridades judiciales. Además, una muestra de su sangre ha sido enviada al Instituto de Toxicología para su análisis. El juzgado de Instrucción número 18 de Madrid es ahora quien instruye el caso".

Personalmente, no sé si aquella bolsa existió en realidad, si contenía coca o harina para hacer pan. Es lo de menos. El Chava era de vida desordenada, tanto en el ciclismo como en ámbito diario. Su carácter tan alegre como frívolo -así como los daños colaterales de ése ciclismo- le llevó a la muerte antes de tiempo. Pero no era mala persona, ni mucho menos. Al contrario, lo que le conocieron sólo tiene palabras buenas hacía él en su trato cercano. Eligió, ayudado, un mal camino, su camino, y no hay que hacer sangre de ello. Tuvimos suerte de disfrutarlo. Y como resumen de todo, me quedo con estas palabras suyas: "Yo no sé por qué soy ciclista. Será quizás porque siempre se me dio bien desde el principio, será porque me sale todo muy fácil, porque me pongo en forma enseguida. Pero también sé que sólo me esfuerzo cuando sé que voy a ganar, si no, no tiene sentido esforzarse. Por eso nunca he sido ciclista de todo un año".

Quiero también dejar aquí plasmada los versos que Pedro Horrillo, ex ciclista, escribió en su honor:


Cual ave fénix errante
Mas no androide sino humano
renace de cenizas ardientes
el Chaba, sí, yo, chabacano.
Me enterraréis bajo un foso 
Me mandaréis a galeras 
criticaréis mil veces mi estampa 
mientras la espalda tuerza. 
Pero esperad, impaciente, 
ilusos, esperad a que alce la mano 
entonces vendréis a aplaudirme. 
Miradlo, diréis, es él, 
chabacano.

Os conozco demasiado, bandidos,
pero no sois vosotros mi mal,
son las piernas, mi sangre,
mis latidos, mis armas, mi querido arsenal
quienes sufren, quienes (si
quieren o no) hacen camino
pero no hay rival, Jiménez.
no pienses, no es nadie,
ni siquiera tu cuñado,
tu único rival eres tú,
Chabacano.

Y subiendo por las laderas, 
excitando tu ego, 
conjurando el mal, 
buscarás tardes de gloria, 
días de nunca olvidar 
pero encontrarás pozos oscuros, 
luces que no verás jamás. 
Y te dirás con aire cansado: 
hoy no eras tú, chabacano. 

Más llegan vientos alpinos 
que levantan cenizas al vuelo 
y bajo ellas brasas, rescoldos que soplas, 
se alza llama al cielo 
y besas con rabia tu mano: 
hoy si eras tú, chabacano.

12 comentarios:

  1. Buen trabajo Luis. Ha sido emocionante volver a leer del inconmensurable ser que fué el Chava. Fué un genio, pero me repatea la idea de que en su genialidad le predestinaba a un final estúpido y prematuro. Es como una idea trampa, "era un genio", que tanto sirve para que Carlos Arribas ensaye sus purgas literarias como para que Echavarri esconda toda la responsabilidad de un padre que malcria a su hijo.
    En fin, Chava fué un ciclista legendario con una historia que habla de podedumbre, en cuanto corrupción institucionada y sociolizada, en nuestro deporte. Su recuerdo y sus memoria nos deja muy presente que hemodruídas y managers que continúan en el mundillo destruyen nuestro deporte y a nuestros ídolos. Y escribo esto el mismo día en el que me entero que Vinokurov compró la L-B-L por 100000€ (¡chollazo!) a Kolobnev.
    Al poco de morir Chava escribí esto: http://ciclismo1998.blogspot.com/2008/04/la-muerte-de-un-ciclista.html
    Y ahora hago vídeos como este: http://www.youtube.com/watch?v=yE1sY8hq4Tc

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  2. Acabo de leerlo y aún estoy digeriéndolo. El Chava y Pantani podrían ser de mente ligera, pero la mano que les empuja al abismo es la misma que se llevaba el dinero cuando ellos ganaban.

    Gracias por tu comentario,

    Luis Valladares.

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  3. El más grande, sin duda...

    Siempre.

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  4. Enhorabuena por el articulo Luis, la verdad q me ha gustado mucho, como abulense ya sabia de la vida deportiva y extra-deportiva de el Chava, pero me ha emocionado volver al leerlo, un saludo y enhorabuena de nuevo.

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  5. Espero que te gustara el documental sobre el Chava de TDP

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  6. Gracias a todos los que habéis leído los artículos sobre El Chava y a los que habéis comentado.

    Respecto al último comentario, el documental de El Chava me gustó, pero, con sinceridad y sin acritud, me pareció un pelín plano. De todas formas, buen trabajo.

    Saludos,

    Luis Valladares.

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  7. el listillo que dice eso de jose no seria el el que llevo la harina al hspital jose que se sepa el queria curarse por eso se fue a un hospital entro el 7 de nobiembre del 2003 y fallecio el 6 de diciembre del 2003 asi que no diga que estubo 3 dias y lo del suicidio que facil es decircosas sin justificantes sieres periodista eres muy rastrero seguramente ers el le hacias entrevistas en las casitas rurales que le llevaban como secuestrado ,,,,,

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  8. anda ya e visto que ers periodista de la gaceta siempre se ha dicho heres mas mentiroso que la gaceta comotodo lo que escribas sin contrastes mira contrasta haber si jesus manzano es intimo de juan gutierrez periodista de as que vendia patraña que sea eso periodismo asi estareis con conciencia poco limpia

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  9. Una gran pena su perdida,aún pasados muchos años,un grande,un genio, siempre estará en la mente de tdoto los aficionados al ciclismo

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  10. Muchos nos acordamos de sus gratas,se evalúa sus problemas extradeportivos, pero seguro que habrian gente detrás que lo arrastraron o ayudaron a este triste final

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  11. Muchas gracias Luis. Sí Chaba hubiera sido corriente, normal, uno más, no lo recordariamos tanto. Me acerqué a los Ancares en la vuelta 2014 y recuerdo ver la carretera llena de pintadas con "Chava vive"

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