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domingo, 27 de mayo de 2012

La nieve del Stelvio no apaga la ilusión de Purito


Purito, en el arreón final en el Stelvio. / AFP

LUIS VALLADARES.
A 2.700 metros de altitud, donde el oxígeno se echa de menos, es donde el Stelvio hace gigante al ciclismo. No había mejor escenario para finiquitar la montaña en este Giro de Italia –sin olvidar al cruel telonero Mortirolo–. La mejor noticia que dejó el coloso fue la de que Purito partirá de rosa en la contrarreloj de Milán. No resulta baladí tras lo acontecido durante las decenas de curvas de herradura que conducen hasta la Cima Coppi.


Los 220 kilómetros de etapa reina eran un reclamo. Una oportunidad de pasar de ciclistas a héroes. Thomas De Gendt, a sus 25 años, estuvo a punto de lograrlo. El belga del Vacansoleil sobrevivió al Mortirolo y puso la corsa rosa patas arriba después. Abordó la empresa porque los favoritos se lo pusieron fácil. La escalada había sido todo lo cómoda que permiten sus rampas de hasta el 22% de desnivel. Sólo Rodríguez había realizado una tentativa para medir a sus rivales. 

Con la calma reinante de nuevo y el duro escollo a punto de superarse, De Gendt se lanzó en su aventura. No lo hizo en solitario, pues Mikel Nieve se unió. Tras el descenso ligaron sus fuerzas con Cunego, Izagirre, Losada y Amador, entre otros. Atrás, los miedos seguían bien presentes. El Stelvio sería el juez único.

Exhibición de De Gendt. Magistral el belga.
En cualquier caso, De Gendt, que era octavo en la general a 5:40 de la maglia rosa llegó a los pies del Stelvio con 3:40 sobre el grupo de los favoritos. Hesjedal, previendo que el belga estaba haciendo serios méritos para colarse en la lucha por el Giro, puso a su coequipier Vande Velde a comandar.

Sin embargo, el ritmo no era suficiente para recortar a un belga crecido, ni para reventar la carrera. El del Vacansoleil, a 13 kilómetros para el final soltaba de rueda a Cunego y Nieve y hacía crecer la ventaja. De hecho, a 6,6 kilómetros de la meta estuvo a cuatro segundos de Joaquim Rodríguez.

Fue en ese momento cuando sonó la alarma en los favoritos. Hesjedal aceleró la marcha. Mientras, a De Gendt se le hacían largas las últimas cuestas, pero la machada le valió para ganar la etapa y acercarse al podio de Milán. Cunego y Nieve llegaron por detrás. El español se coló en el top 10.

Por detrás, y entre paredes de nieve, comenzaron las hostilidades. Gadret, primero, y Scarponi, después, demarraron. Éste dejó clavados a Hesjedal y Purito y Basso cedió. Pero el líder contaba con las fuerzas que da la maglia rosa y en los últimos 1.000 metros arrancó para dar un pequeño zarpazo a la general. Sacó 14 segundos al canadiense, su gran rival, y dio un vuelco así a las sensaciones que había dado. Mientras, Scarponi y Basso desecharon sus opciones al podio final.

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