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jueves, 5 de julio de 2012

Greipel imita al antiguo Cavendish

La emoción de Greipel tras cruzar la línea de meta refleja lo importante que es el Tour de Francia./ Facebook del Tour.
LUIS VALLADARES / @LValladaresG
Rouen. Desde hace 25 años descansan allí los restos mortales de Anquetil, ni más ni menos. El primer ciclista que ganó cinco Tour de Francia. Cuando Maître Jacques corría –entre 1953 y 1969– las crónicas de la época contenían, una tras otra, líneas de epopeya. A Rouen llegó ayer la Grande Boucle, con su ciclismo moderno y milimetrado. Sin la épica de entonces pero con sorpresa obligada. Esta vez no ganó el sprint llano el de siempre, el campeón del mundo, Mark Cavendish.


El pelotón se dio un respiro tras la dura jornada del martes, hasta que Andre Greipel decidió poner ritmo porque quería un nuevo mano a mano contra Cavendish. El alemán, con el Lotto a sus órdenes, aceleró la marcheta. Cabe recordar que el corredor británico ya no manda en el gran grupo, porque su equipo, el Sky, vive pendiente de Bradley Wiggins.

Cavendish en el suelo tras la dura caída y con el día perdido. / AFP
La serpiente multicolor pasó la ansiada pancarta de los últimos tres kilómetros. Desde este punto hasta la línea de meta, los ciclistas que sufren caídas o problemas mecánicos y llegan cortados no pierden tiempo en la clasificación general. Benditos últimos tres kilómetros. Ayer, escasos metros después de cruzar la mencionada pancarta, Robert Hunter, sprinter del Garmin, sufrió un enganchón en la parte alta del pelotón que provocó una caída masiva.

Cuando la montonera se empezó a aclarar, apareció un hombre sentado sobre el asfalto, con cara de pocos amigos, heridas por todo el cuerpo e, incluso, con su casco roto. Era Cavendish. Otra caída esta temporada. Año aciago para él. Unos hectómetros por delante, se escuchó a Greipel suspirar de alivio.

Pese al infortunio, el alemán no mandó parar. Sus compañeros Sieberg, Roelandts, Henderson –sobre todo éste– hicieron lo que 365 días atrás hacía el HTC con Cavendish: dejar a su hombre más veloz con la etapa en bandeja. Greipel –que se curtió, curiosamente, en esto de la velocidad lanzando a Mark– no tuvo rival. Ni siquiera A Tourminator Sagan, que salvó la caída por centímetros pero que no tiene miedo a absolutamente nada, salvo los micrófonos y las cámaras.

La etapa de ayer condensó toda su emoción en su ultimísima parte. Los favoritos salvaron el día, los equipos no aprovecharon el viento de las costas de Normandía para formar abanicos y Moncoutie, Delaplace y Arashiro no culminaron la fuga.

La de hoy puede ser el reencuentro de Cavendish con la alegría de ganar en su carrera, pero él ya sabe que el Tour es traicionero.

1 comentario:

  1. Llevaba un cabreo Cavendish al entrar en meta... seguro que hoy quiere vendetta.


    Saludos desde Paseo Melancólicos.

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