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lunes, 3 de octubre de 2011

Induráin: "En Francia hubo celos cuando empecé a ganar"

Presumiendo de maillots.
Miguel Induráin (Villaba, 1964) y París fueron durante cinco años un matrimonio fiel. Ese amor aún perdura. Su figura, imponente sobre la bicicleta y superlativa en los Campos Elíseos, enamoró a un país a base de casta y triunfos. Ayer, Miguelón volvió a la Ciudad de la Luz para formar parte del pelotón solidario de la Fundación Laureus con el fin de recaudar fondos para niños con problemas sociales. Desde allí atendió a LA GACETA para hablar de su pasado y presente y analizar la actualidad del cicilismo.

-Siempre es bonito montar en bicicleta por una buena causa.
-Llevo tres años participando en la London to Paris Bike Ride y la verdad es que está muy bien. Hay mucha gente cercana al ciclismo, que colabora, y todo lo que sea montar en bicicleta está bien. Además, luego hacer eventos de este tipoes también muy interesante.

-Además, ha terminado en el Arco del Triunfo, con los buenos recuerdos que conlleva.
-Sí, aunque no ha tenido nada que ver. Ahora hay muchísimos coches. No es una calle pendiente del ciclismo y del podio. Pero claro que siempre es bonito volver aquí. Son muchos recuerdos.
-Con el paso de los años, ¿cómo ve su carrera como profesional?
-La verdad es que estoy muy satisfecho con lo que hice. Está claro que siempre te faltan cosas por ganar. Pero por lo general estoy contento con mi carrera.
Momento del adiós.
-¿Se retiró demasiado pronto?
-No, nunca me he arrepentido. Empecé muy joven en el ciclismo, entonces tampoco era cuestión de alargar más. Fueron muchos años encima de la bicicleta y estoy contento con lo que hice entonces.
-¿A qué se hubiera dedicado de no ser ciclista?
-No lo sé, no me lo he planteado.
 -¿Qué momento de su carrera que recuerda con más cariño?
-El más bonito fue ganar el primer Tour de Francia. Ya el año anterior estuve fuerte, pero  vestir de amarillo por primera vez en los Campos Elíseos fue algo muy especial y que será imposible olvidar. Por supuesto ha habido más grandes momentos, pero no como ese.
-¿Y el más duro?
-No tengo ninguno concreto en la memora. Es cierto que he tenido muchos días malos, caídas, y lesiones, pero forman parte del ciclismo. Como el día en el que el Tour pasó por delante de mi casa y yo lo estaba perdiendo. Salvo aquella noche no le di más vueltas.
-¿No ganar una Vuelta es una espina clavada?
-Lo intenté ocho veces, no pudo ser. Una vez hice segundo. Hay que asumirlo porque perder forma parte del juego.
-Este año han hecho 20 años de su primer Tour. ¿Qué sintió cuando se puso de amarillo y con los días veía que lo tenía hecho?
-Ya casi ni me acuerdo (risas). Aquel año íbamos dos líderes en el equipo, Perico Delgado y yo. Se se dio la circunstancia de que en la etapa del Tourmalet fuimos a por todas. Perico no pudo, pero yo sí. Fue bonito, aunque no sabia si iba a llegar líder a París. Pero fueron pasando las etapas de Los Alpes y la contrarreloj y me lo fui creyendo. Además, la experiencia de Perico me ayudó.
Durante el Tour.
-¿Se acostumbra uno a ganar año tras año?
-La ilusión se mantiene año tras año, porque es cada edición es una carrera nueva, con nuevos corredores, nuevas etapas y nuevas circunstancias. Y por esto cada vez que subía al podio sentía esa emoción, aunque no puedo esconder que el primero fue el más especial.
-¿Alguna vez le han tratado mal en Francia?
-No. Quizá al principio cuando empecé a ganar si hubo algo de celos porque allí tienen su gente y quieren que ganen. Pero nunca he tenido ningún problema en Francia, siempre me han tratado bien.
-En España se ganó la admiración de la gente.
-La gente me recuerda aún que se lo pasó bien conmigo, que disfrutó con aquellos años. Y lo mejor es que la gente
-¿Le resultó agobiante?
-Nunca. Lo he llevado bastante bien, pero no podía estar con todos por los viajes y traslados.
-Ahora estamos viviendo la mejor etapa del deporte español. ¿Fue un incentivo para los jóvenes, que vieron que podían ganar allá por dónde fueran?
-No, hemos tenido buenas épocas también más atrás, lo que pasa que olvidamos.
-¿Está atento a la competición?
-Sí, la sigo pero sólo lo que dan los medios. Es complicado, en un deporte que no es fácil de seguir cuando no estás metido dentro. A las carreras voy si me pillan cerca de casa o cuando me invitan, nada más.
 -¿La echa de menos?
-No, eso es de cuando era joven. Hay que dar paso a otro tipo de vida. Es algo natural y no lo echo de menos. Me adapté bien al cambio de vida.
La mítica bicicleta Espada.
-¿Qué opinión le merece el ciclismo moderno?
-Ahora es mucho más mundial. Ahora se corre en muchísimos más países. Además, hay más igualdad y es más difícil romper una carrera.
 -¿A qué se dedica ahora Miguel Induráin?
-Ahora llevo una vida totalmente diferente. Compagino temas de publicidad con algunos negocios en Pamplona. Además, paso bastante tiempo con mi familia, algo que no podía en mis tiempos de corredor.
--¿Sigue montando en bicicleta?
-Sí, es el deporte que me gusta. Y aunque ya no compita, siempre voy a tope, al máximo. Cuando más  me cuesta es en invierno, porque casi no la cojo, pero según va pasando el verano me voy encontrando mejor
-Si tuviera 20 años menos, ¿de qué sería capaz en el ciclismo actual?
-Igual no le daba a la bicicleta (risas). Supongo que haría más o menos lo mismo que hice.
-Uno de sus hijos se está iniciando en el ciclismo.
-Sí, Miguel. Había probado otros deportes, como el fútbol, pero hace un tiempo le dio por la bicicleta. Él está contento y yo también.
-¿Le recuerda a usted cuando era joven?
-Sí, hay similitudes. Él hace lo mismo más o menos que hacía yo. Corre con el club y entrena como yo.
-¿Qué consejos le da?
-Simplemente que experimente, que vaya probando, y trabajar y buscar su hueco.
-¿Puede ser una losa llevar el nombre de su padre?
-Todavía no. Pero si llega a profesionales sí podría pesarle.
-¿Es usted su ídolo?
-Prefiere los ciclistas de ahora, como Alberto Contador o los hermanos Schleck.
-¿Quién era el suyo?
-Bernard Hinault. Por suerte llegué a coincidir con él.
Induráin con Contador.
-Ahora los jóvenes quieren ser como Contador, quizá eran muy niños cuando corría. Si les tuviera que contar cómo era el Miguel Induráin campeón, ¿cómo se lo diría?
-Alguno no había ni nacido (risas). Les diría que yo era un corredor completo, que iba muy bien en contrarreloj y que me defendía en montaña.
-Por cierto, ¿ganaría el Tour el mejor Induráin al mejor Contador?
-No lo sé. Sería un duelo bonito. El es más escalador y yo mas contrarrelojista. Son estilos diferentes y en un Tour pasan tantas cosas que no sabría decir quién ganaría.
-Alberto y usted son ciclistas diferentes, ¿qué es lo que más le gusta de él?
-Es un ganador. Hoy en día lo que vale es ganar, no hacer segundos puestos. Además, es un luchador.
-Contador dijo acusarel esfuerzo del Giro en el Tour. Usted hizo doblete en dos ocasiones.
-El Giro es muy duro y te puede pasar lo que le pasó a Contador. Hay que planificar la temporada bien, pero si compites en Italia, es un riesgo que se va a correr.
-¿Qué diferencia hay entre ambas carreras?
-Recorridos, ciclistas, forma de correr... El Tour tiene un ritmo más fuerte, hay más tensión, pero los puertos del Giro son los más duros.
-El dopaje ha hecho daño al ciclismo, ¿de quién es la culpa?
-De todo el colectivo. Deberían unir criterios para que esto no se hunda. Las normas no son muy claras, aunque poco a poco lo van siendo.
-Se cuenta con una mano los patrocinadores españoles.
-Es un deporte que depende de mucho de los patrocinios y en ese aspecto cuesta más con la crisis. De todas formas, el ciclismo es una forma de rentabilizar la imagen a través de la publicidad. Además, ahora se corre en más sitios, por lo que hay más repercusión. Y también los equipos crean seguidores. Es buena inversión.

Entrevista realizada y escrita por Luis Valladares y publicada en LA GACETA (Intereconomía) el 2 de octubre de 2011.

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