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jueves, 26 de diciembre de 2013

Querer no es poder

Nos hemos empachado de escuchar a Contador y su eslogan “querer es poder”. Lo siento, amigo, pero no. Más bien, querer para la foto y de poder ni hablamos.
El pinteño prometía espectáculo para Alpe d’Huez, pero la fuerza demarró por su boca. La estrategia de Riis para hacernos soñar con Alberto de amarillo la podría haber firmado el mismísimo general Dupont en Bailén.
Quedó claro a los 10 kilómetros que Froome se podía quedar sin equipo a las primeras de cambio. Además, era factible colapsarlo, pues salía a todos los ataques. El director de Saxo mandó como avanzadilla a Paulinho y Roche. Resultado nulo, porque en el temido descenso de Sarenne, Contador y Kreuziger se lanzaron sin los dos primeros como enlace en lo que era, por lo tanto, una empresa suicida. Lo pagaron y, posiblemente, con impuestos en París.
Froome, inmerso en su inesperada pájara, metió casi un minuto más al segundo, que no es otro (aún) que Contador. Salvación para a la afición española es la presencia de Purito y Quintana, que es como nuestro. Amén de lo que pueda hacer Valverde en las dos jornadas alpinas que restan. En cualquier caso, el catalán y el colombiano, con menos habladurías y más pedaladas, atrancaron el molinillo del maillot amarillo. Admirables en un escenario perfecto de ciclismo.

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