La alianza española |
Si Samuel Sánchez y Alberto Contador están en forma, hay Tour. Ayer, como el martes en Gap, volvieron a dinamitar la carrera. Entre los favoritos, ambos españoles son los únicos capaces de hacerlo. Lo intentó el pinteño en la ascensión final al Pramartino, de segunda categoría. Esta vez todos lo esperaban, pero nadie se anticipaba. La aceleración no tuvo éxito. Hubo que esperar a pasar la cima, a ocho kilómetros de la meta, para que se formara una jornada más la alianza Alberto-Samuel. Ambos arriesgaron, coquetearon con el suelo y se fueron.
Mientras apretaban los dientes veían cómo por detrás pasaban apuros. El líder Thomas Voeckler se hizo un fuera de pista en toda regla, Andy y Frank Schleck vivían un déjà vu y Cadel Evans por primera vez sucumbía a un ataque. Suerte tuvieron, porque la pesadilla acabó a 100 metros de la meta. Allí donde se impuso minutos antes Edvald Boasson Hagen. “Pensé que la llegada estaba antes”, comentó Samuel. Y es que los últimos dos kilómetros, llanos, eran propicios para perseguir y recortar. Eso sí, Voeckler y Basso se dejaron 27 segundos. Pero que se preparen porque, como dice el propio Contador, “esto ha sido un aperitivo, mañana (por hoy) será distinto”.
Etapa para un fuerte Boasson Hagen |
Las sensaciones tanto para Contador como para Samuel son las mejores posibles para la remontada. Hasta Andy Schleck se ha dado cuenta y vuelve a meter a Alberto, además del asturiano de Euskaltel, en su lista de rivales. Esto públicamente, porque en carrera el luxemburgués no cesa ni un instante de girar la cabeza para ver dónde está el pinteño. Mientras, Frank, el más veterano de los hermanos, se mostró un tanto enfadado por el hecho de que el jefe de Saxo Bank demarrara en el descenso: "Si lo hace así es que está nervioso". No acabó ahí la retahíla. "Alberto puede hacer lo que quiera, pero estos ataques me recuerdan a cuando atacó el año pasado mientras a Andy se le había salido la cadena", sentenció.
El Leopard, siempre mirando a Contador |
El arrebato conservador del ciclista del Leopard parece que obvia tanto su situación como la de su hermano menor. Ambos, sobre todo éste último, han de sacar tiempo a un Cadel Evans que es muy superior en contrarreloj, sin olvidar –por mucho que diga– las aspiraciones de Contador e, incluso, de Samuel.
Y debería ser hoy, en la etapa reina, en la que el Leopard, a priori el bloque más fuerte del Tour pero que aún no lo ha demostrado, el que ponga en bandeja una exhibición de los Schleck. Se verá si éstos, cuando se queden sin compañeros, darán continuidad a su ataques o, como en el tríptico pirenaico, se quedan a la expectativa. 4.642 metros de desnivel que han de salvar hasta llegar a la cima del Galibier, donde esperan cien velas para el ganador de la etapa. Y es que se cumple un siglo del estreno del techo del Tour en lo que a finales se trata. Contador, por su parte, ya carga la pistola.
El 'fuera de pista' de Voeckler |
Y es que por mucho que los Schleck traten de desacreditarle, el pinteño apunta alto. Tapar el aniversario de su positivo por clembuterol –y el caso sin cerrarse pero con el presentimiento de que pueda ser absuelto, como dice el médico de la ronda francesa– con una victoria y un mordisco en la general es el objetivo. Pero Alberto no se ceba: "La etapa reina no es la del Galibier, sino las dos que quedan en los Alpes". Se retorcerá el español sobre la bicicleta en busca de la épica a más de 2.600 metros de altura.
Con tres puertos fuera de categoría por el camino (Agnel, Izoard y el propio Galibier), el abanico de posibilidades aumenta. Alberto ya sabe, a falta de un gran equipo, que tiene en Samuel Sánchez su mejor aliado. Será una guerra de desgaste hasta la batalla final en el último puerto, donde la teoría dice que Voeckler debería perder el amarillo, Evans ceder algo, los Schleck y Samuel sufrir y Contador ganar.
Texto escrito por Luis Valladares y publicado en LA GACETA (Intereconomía) el 21/07/2011
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