Primer Tour de un ciclista de hemisferio sur |
Como bien indicaban las lágrimas de Cadel Evans mientras se enfundaba el maillot amarillo, los pronósticos se cumplieron. El australiano voló en los 42,5 kilómetros de contrarreloj en Grenoble y, por tercera vez consecutiva, Andy Schleck ocupará el segundo cajón del podio de París. Este final parecía cantado. Cualquier otra cosa hubiera supuesto una sorpresa superlativa. El australiano obviamente lo sabía, pero no quiso dar lugar a las dudas. Desde el primer metro, desde la primera pedalada, marcó un ritmo que impidió soñar al pequeño de los hermanos Schleck ni una milésima de segundo con lucir el amarillo por los Campos Elíseos.
Era la lucha sobre ruedas por la gloria que supone inscribir un Tour de Francia en el palmarés. Pero aún había cuentas pendientes. Otras posiciones de respeto por decidir. Por ejemplo, la del dueño del tercer peldaño del cajón. Frank Schleck era quien lo defendía, Thomas Voeckler y, por qué no, Alberto Contador los que lo amenazaban. El español tenía que recortar 3:02, por los 2:13 del francés. No lo consiguieron. Así, los hermanos luxemburgueses estarán en la foto con el Arco del Triunfo al fondo. Eso sí, no en las posiciones que deseaban. Finalmente, Contador será quinto, por detrás de Voeckler y por delante de un Samuel Sánchez brillante en toda la prueba.
De nuevo a las puertas del Tour |
El lastre de los Schleck
Por arriba, la ecuación era fácil: Evans es especialista en la lucha contra el reloj y Andy no. Un lastre demasiado grande para las aspiraciones a ganar un Tour; y eso que en esta edición sólo ha habido una contrarreloj individual. Además, el jefe de BMC disputó el Dauphiné Libéré, cuya crono era la misma que la que se disputó ayer en la Grande Boucle.
Por arriba, la ecuación era fácil: Evans es especialista en la lucha contra el reloj y Andy no. Un lastre demasiado grande para las aspiraciones a ganar un Tour; y eso que en esta edición sólo ha habido una contrarreloj individual. Además, el jefe de BMC disputó el Dauphiné Libéré, cuya crono era la misma que la que se disputó ayer en la Grande Boucle.
La emoción se eliminó de un plumazo. Evans ya había recortado 34 segundos en el primer punto intermedio. Andy estaba contra las cuerdas y el australiano cada vez más crecido. Así, antes del segundo punto, Cadel ya le había dado la puntilla.
A cada golpe de pedal Evans se quitaba el sambenito de segundón. Unos galones que pasaban a manos de Andy Schleck. Aún con 26 años, habrá aprendido la lección de que ganar un Tour no se puede dejar para el final, por mucha clase que se destile en una etapa que quedará en para la historia.
Contador será quinto en París |
Con las esperanzas de Andy por lo suelos acabó uno de los Tours más vibrantes en su última semana. Evans se quedó a siete segundos del ganador, Tony Martin. El alemán del HTC conocía bien el recorrido. Semanas antes había ganado la contrarreloj de el Dauphiné.
Ahora a Evans sólo le queda disfrutar de un paseo a París que será inolvidable para el primer ciclista del Hemisferio Sur que gana un Tour de Francia. Podrá romper a llorar en los Campos Elíseos. Y esta vez lo hará de alegría. Ganó al resto de favoritos en su terreno y aguantó en la montaña para campeonar a sus 34 años de edad.
Texto escrito por Luis Valladares y publicado en LA GACETA (Intereconomía) el 24 de julio de 2011
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