Sin batalla en los Pirineos

Vigilancia máxima

Con mis piernas de hoy (por ayer) no hubiera podido seguir a Armstrong y Basso en 2004”. Son las declaraciones –y a la vez el mejor resumen de la etapa– del líder del Tour, Thomas Voeckler, tras entrar en la meta de Plateau de Beille con todos los favoritos. El temor de estos por perder sus opciones prevaleció sobre las ansias de ganar. Con el freno echado afrontaron el último día en los Pirineos. No cambió nada en la general, sí algo en la moral. Cadel Evans se postula para ser el gran candidato, Andy y Frank Schleck no se deciden a reventar la carrera y Alberto Contador no anda fino, está tocado, pero no hundido. Sólo Samuel Sánchez volvió a destacar entre los gallos. Pero esta vez no pudo repetir lo de Luz Ardiden y desbancar al belga Jelle Vanendert, que logró imponerse ayer. 

Decepcionaron los Pirineos, no sólo porque el Contador del Giro no esté presente en Francia, sino porque ninguno de los favoritos ha quedado eliminado. Algo de culpa en eso de que ningún gallo haya cedido la tienen los Schleck y su equipo que no parece tan a medida como se presumía. La guardia pretoriana de los hermanos luxemburgueses nada tiene que ver con la marcha que pusieron en el mismo escenario los gregarios de Armstrong en el US Postal en aquel 2004. Entonces había pájaras y minutadas de por medio. Entonces, Voeckler cedía. Ayer, todos llegaron juntos tras 15 kilómetros de miradas de ataques que eran más publicidad que realidad. A los Schleck se les acabaron los compañeros a los pocos kilómetros de empezar la subida y a partir de ahí todo fue vigilancia.

El australiano gana enteros

Opciones para Evans
Entre los tímidos ataques de Andy y Frank, un hombre ganaba opciones –y muchas– para ser el rival a batir: Evans. El australiano está pletórico y en la crono es mejor que los jefes de Leopard, que hasta después de la etapa no se enteraron que es realmente su rival a batir. En los Alpes estarán obligados a abandonar la táctica de correr a la defensiva, la de atacar a 200 metros del final para sacar dos segundos, como hizo Andy.

    Una estrategia que favoreció a un Contador, que está lejos del 100%, pero que mostró una sensaciones mejores a las de Luz Ardiden y que aún tiene cartas para ganar. Y entre tanta vigilancia, Basso puede ser otro punto negro para al empresa de Andy y Frank. Más complicado para subir al podio mientras no haya desfallecimientos lo tendrá un Samuel Sánchez, que ayer volvió a recortar unos segundos y adelantó en la general a Contador.

    El miércoles llegan los Alpes y con ellos el inicio de una batalla real, sin frenos y si todo va normal con un favorito de amarillo.

Alberto aún es positivo

Contador avisa para los Alpes y Andy le descarta

“No he tenido mal día, me he visto mejor y espero ir mejorando y que en los Alpes esté totalmente recuperado y pueda empezar a recuperar tiempo”, apuntó Contador nada más entrar en la meta. El actual campeón arrastra aún las molestias en su rodilla y su nivel dista mucho del Alberto del Giro. Mientras, Andy Schleck, que se pasó la etapa vigilando al madrileño, decidió que este ya no es su enemigo en la carretera: “Basso y Evans son los enemigos a batir”.

Sin espectáculo
Parece que queda lejos aquella etapa del Tour en la que Frank Schleck se impuso en la meta del Grand-Bornand por delante de Contador y su hermano Andy. Atacaron en el Col de Romme, penúltima cima del día y antes de la Colombiere, a más de 30 kilómetros para el final. De aquello tan sólo hace dos años, en 2009, y el estilo de aquella ronda gala poco o nada se parece a la actual.

    “No me gusta esta forma de correr, es muy diferente a la mía, pero por unas cosas u otras no corro como me gusta”, afirmó Contador. Por su parte, Andy aseguró que cuando atacaba “apenas sacaba 50 metros. Sólo Basso ha hecho algo, el resto han estado observándose. Una pena”.

    Lo cierto es que de momento no hay eliminados entre los favoritos. Y como no cambien el estilo, a los Schleck se les escapa el Tour... otra vez.

Texto escrito por Luis Valladares y publicado en LA GACETA (Intereconomía) el 17/7/2011